Hace casi diez años trabajaban entredós,
Tato y Hernando, en Programas Curriculares
de la Universidad Nacional de Colombia.
Se volvió entonces una costumbre
"ebriar" la pausa del almuerzo
con una cerveza. Y adobar la cerveza con
versos "saboridos", como ahora
descubrimos que llamaba José Manuel
Arango los buenos versos.
¿Quién era José Manuel?
Era, porque este poeta antioqueño
murió el 5 de abril de 2002, a los
64 o 65 años de su edad (De su edad:
solemne ¿no?).
Pero ¿quién es José
Manuel? Es: El hombre sencillo, el profesor
de la Universidad de Antioquia, el magíster
de la Universidad de Virginia (No digamos
más, porque comienza a sonar a epitafio
y... mocos) fue convertido rápidamente
en cenizas; pero quedan el poeta y el traductor
de Walt Whitman, Emily Dickinson, William
Carlos Williams, entre otros. Y como él
mismo decía, refiriéndose
a Rogelio Echavarría, otro gran poeta
colombiano, mejor que hablar de los poemas
es volver a traer sus versos y oírlos.
Miren una muestra de lo que saboreaban entredós
tras los postres de cuajada y melao:
O como dos que hablan después
del amor
todavía desnudos
tendidos de espaldas
fumando
y hablan de silencio en silencio
y la voz es sosegada después
del amor
y ya sin premura
y entonces ella se incorpora
y pone el codo en la almohada
y pone la mejilla en la palma
y él ve su risa rápida
y tranquila
su risa
y el temblor de sus pechos
Este poema, Cantiga para enamorados,
se convirtió en tema frecuente. ¿Qué
fascinó a entredós
de estos versos? Varias cosas, algunas de
las cuales se pueden aplicar a toda la obra
de Arango. Por ejemplo: este poema es deliberadamente
"mocho", es decir, decididamente
fragmentario; es enigmático (¿A
qué se refiere "O como"?);
"trazo" preciso y brevedad. Por
otra parte, este poema, como Costumbres
de las palomas, ilustra uno de los dos
polos entre los que se mueve la poesía
de Arango: el poema "se queda"
en la "pintura" de un cuadro (es
decir, el "cuadro" de la pareja
heterosexual no remite expresamente a nada),
y sin embargo "algo" está
a punto de sobrevenir.
Y, claro: este es un polo de la poesía
de Arango. En otros poemas, sí hay
remisión expresa:
como una lluvia repentina viniste
como una lluvia repentina y dorada
en el mediodía
Mujer que es lluvia...
|