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Faltan
palabras.
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Por
Sanabria y Vargas. |
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Sanabria |
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Quienes
escriben esta columna son de verdad dos. De
ahí entredós. Y son dos
desiguales: Sanabria en adelante Tato
anda, anda, cerca de los dos metros; el otro
apenas por el metro sesenta; Vargas ya enredó
48 años y Tato 'ticuatro. Entredós
es en primer lugar una prueba
de que se pueden hacer cosas a distancia.
Entredós: el nombre es lógico,
¿no?: la columna la hacen entre dos.
Entre dos desiguales. Pues bien: esto que
parece tan lógico no es admitido
por el diccionario. ¡Y uno que se
acerca con tanta confianza a esos libracos
llenos de palabras, acepciones, palabras,
palabras... y polvo! Pero no es la primera
ni la última vez que el diccionario
desengaña. Ni el castellano la única
lengua en problemas (Si no están
convencidos, pregúntenle a Brassens).
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Si no faltan los significados, faltan las
palabras. Usted sin duda ha escuchado el
vocablo calientahuevos y si
hace parte del género masculino,
quizá no sólo lo ha oído
sino que lo ha usado y le ha dolido.
Esta expresión se usa para designar
a esas damas que sin duda están en
el origen de la única expresión
ingeniosa de un famoso locutor colombiano
("mucho toque toque, y de aquello nada").
¿Por qué, en lógica
de feminista, no existe una expresión
similar para referirse a hombres de costumbres
parecidas? ¿Es que no los hay? ¿Todos
son tan cumplidores, tan machos? A dúo
no lo creemos. Por eso falta la palabra
mojacucos. No tenemos que recordar
a lo que conduce el manoseo intrascendente
de lo que sostiene el sostén.
Otro
ejemplo. Nadie cree hoy en el desinterés
del conocimiento: ¿por qué
no aceptar que más de un proyecto
intelectual nació en el
caso de varones académicos
del afán de conducir a alguna
dama a un motel, y no precisamente para
contarle un índice? El conocimiento
linda con el coño (¿no
dice la gente culta: "conocimiento
en sentido bíblico"?) Es
indispensable el adjetivo coñitivo
para designar sin tapujos las erecciones
intelectuales. Por otra parte: ¿cómo
llama usted a un jugo que es el resultado
de una mezcla de lulo y curuba? No lo
puede llamar ni extracto de lulo ni
extracto de curuba. Si predomina el
lulo, el jugo debe llamarse luluba;
pero si predomina la curuba, pues curulo.
Y ¿cómo se refiere usted
a un pájaro que no es ni canario
ni copetón, a un pájaro
que es resultado de una coloreada historia
de amor entre especies de pájaros:
entre un canario (o una canaria) escapado
de su jaula doméstica y enredado
con una copetona (o con un copetón)?
Tendría que ser canatón
o copenario no nos metemos
con pajaritos "lesbis".
No faltan ejemplos, |

Vargas |
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pero hay que terminar: ¿Por qué
en lugar de faltona no decirle faltetas
a una mujer, si en faltón parece asomarse
el pantalón? |
Como puede ver el lector, hay troneras en
la lengua. Alguien debería dedicarse
el trabajo que aquí apenas esbozamos.
Para ese alguien, además de los hallazgos
de carencias así es la cosa
que aquí hemos presentado, tenemos
una sugerencia del nombre del libro que
debe contener estos inapreciables aportes.
El libro debe llamarse follúsculo.
¿Por qué? Sencillamente porque
ni la palabra folleto ni la voz opúsculo
sirven para designar un intento tan novedoso.
Encuentre en la próxima entrega:
"Esperando
a Serrat".
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