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Principal > Columnas > Inventario > Semana del 28 de octubre a 3 de noviembre de 2002

Otra propuesta indecente.

Por: Jaime Eduardo Prieto Osorio.


Luis Pérez/Comuna 13/ Guerrillero de las FARC

En lo que parece ser un desesperado desborde de creatividad, el alcalde de Medellín, Luis Pérez Gutiérrez, lanzó la semana pasada una delirante propuesta para buscar la desmovilización y la reinserción a la vida civil de los integrantes de las autodenominadas "milicias populares", y la bautizó "la compra de la guerra".

Consiste esta controversial estrategia en ofrecerles a los "milicianos" entre $900.000 y $1.000.000 mensuales como remuneración por entregar las armas y vincularse a un plan de reacondicionamiento social.

Esto quiere decir que la administración de la capital antioqueña planea, además de asumir los costos

administrativos del programa, pagar a cada uno de los participantes un sueldo igual o superior a tres salarios mínimos mensuales.

Sin entrar a descalificar las intenciones del alcalde Pérez y sus colaboradores, que pueden ser buenas, para analizar su propuesta hay que empezar por recordar que está dirigida a numerosos grupos armados, conformados por individuos que han hecho del asesinato, el terrorismo, el secuestro, la extorsión, el robo y el amedrentamiento de la población civil las actividades propias de su estilo de vida y las formas de generar sus ingresos.

La pobre base ideológica de su actividad armada y el hecho de que sus acciones tengan claros fines económicos y territoriales generan desconfianza sobre las posibilidades de éxito de un programa de estas características.

En primer lugar, no parece lógico creer que estos antisociales, quienes llevan años obteniendo jugosas ganancias de sus macabros negocios, puedan saciar sus apetitos económicos con sólo un millón de pesos o menos, y es de esperarse que los pocos que acepten participar al comienzo del programa deserten poco tiempo después, al enfrentarse con la dura realidad que viven diariamente cientos de miles de colombianos honestos que trabajan de día y de noche, haciendo el bien y sin causarle daño a nadie: que en Colombia es muy difícil vivir con tan poco dinero.

Y en segundo lugar, ¿cómo explicarles a los ciudadanos que laboran arduamente para sacar adelante a sus familias y reciben como compensación a sus esfuerzos unos salarios inferiores al millón de pesos que a quienes matan, secuestran, roban y amenazan se les va a premiar con más dinero que el que ellos ganan?

Peor aún, ¿cómo presentarles semejante injusticia a los millones de desempleados que llevan meses o años deambulando por las calles de nuestras ciudades, padeciendo la peor de las torturas, que es la de sentirse inútiles y exiliados en su propio país?

Se pretende justificar esta propuesta desde el punto de vista financiero, afirmando que podría resultar más económico "comprar la guerra" que seguir pagando los daños causados por los ataques de los milicianos a las comunidades en que actúan y a las economías de las ciudades y del país.

Con este argumento esperan recibir el apoyo de la empresa privada para financiar los programas de reinserción. Pero la verdad es que no hay claridad sobre la duración de los programas, sobre sus costos y mucho menos sobre su efectividad.

Nos han mostrado algunos casos de personas que en el pasado participaron con relativo éxito en procesos similares al propuesto, pero la realidad es que son muy pocos, en comparación con las expectativas que se generaron en su momento y con los costos finales de esos programas.

Es necesario ofrecer a los integrantes de los grupos armados al margen de la ley opciones para que se reintegren a la sociedad, pero primero deberán pagar su deuda moral y legal con ella, y después tendrán que demostrar que pueden vivir en paz y ser productivos para sí mismos, para sus familias y para sus conciudadanos.

Mientras tanto, estrategias como la presentada por el alcalde de Medellín seguirán siendo ajenas a la realidad que vivimos, y serán propuestas indecentes para la inmensa mayoría de los colombianos que trabajamos, pagamos impuestos y contribuimos al progreso y la paz en nuestro país.

 
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