En la misma categoría, "El
escritor" de José Remides
Cantillo de la Universidad del Atlántico
recibió el segundo premio. Además,
los jueces hicieron menciones de honor a
los trabajos "Acrónimo",
de Tania Milena Lizarazu; "Tan preciso
como debe ser", de John Fredy Hernández;
"sombra", de Rogelio Andrés
Vélez; y "Sin título",
de Jair Enrique Enciso.
Por otra parte, en la sección de
poesía, el primer puesto fue para
el libro "Puerto calcinado",
de Andrea Cote Botero, estudiante de literatura
de la Universidad de Los Andes y directora
del Festival de Poesía de Barrancabermeja,
su ciudad natal. Su obra, según lo
expresan los jurados Renata Durán,
Ramón Cote y Gustavo Adolfo Garcés
en el acta de premiación, cuenta
con "una voz propia y singular"
para definir con precisión las imágenes
que relata "por medio de un lenguaje
sobrio y preciso".
El libro "Alquimia de un sueño"
de Fredy López obtuvo el segundo
premio, mientras que "Pasajero de
borda", de Germán David
Clavijo, y "Otra revisión
de la tarde", de Henry Alejandro
Molano, recibieron menciones especiales.
Para esta edición, se recibieron
209 cuentos de 39 universidades de todo
el país, así como 85 libros
de poesía de 38 instituciones. Como
se hace anualmente, las propuestas más
sobresalientes pasaron a una fase final,
a partir de la cual los jurados eligieron
las dos mejores de cada categoría
para entregar los premios de 1 millón
de pesos al mejor, y de 500 mil al segundo.
En general, quienes participan en este
concurso son jóvenes universitarios
con grandes aspiraciones y mucho talento
que aprovechar. Ellos, al lado de muchos
otros, son los escritores colombianos de
mañana. Muy seguramente, pronto volveremos
a tener noticias de escritores como Juan
Camilo Biermann y Andrea Cote, quienes,
si siguen por el mismo camino, tienen un
gran futuro por delante.
Es lamentable que este concurso y los muchos
otros que se realizan, tanto en el campo
de la literatura como en los de las artes
plásticas y el arte popular, sean
casi imperceptibles dentro del limitado
panorama cultural colombiano y pasen de
largo por los medios de comunicación.
Estos eventos deberían recibir el
apoyo o, aunque sea, el cubrimiento
que merecen, pues representan una de las
pocas vías para que los nuevos talentos
de la cultura nacional puedan salir del
anonimato.
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