Lo que es,
más o menos, es un réquiem para
la guerra. Porque si especialmente en estos
días parece estar más viva que
nunca y dispuesta a plagar todo el planeta,
por ahí andan diciendo que se murió.
Vaya uno a saber si es verdad. El hecho es
que en la Casa de Poesía Silva, en
Bogotá, sólo le desean que descanse
en paz.
Allá están los reconocidos
poetas colombianos María Mercedes
Carranza, Mario Rivero, Juan Manuel Roca,
Giovanni Quessep, Jotamario Arbeláez
y Belisario Betancur, organizando el Concurso
Nacional de Poesía Sin Banderas.
"Descanse en paz la guerra", dicen
ellos.
Todos los colombianos están invitados
a participar; a escribir cuatro poemas sobre
la guerra, y a enviarlos a la Casa de Poesía
Silva antes del 12 de mayo. El jurado seleccionará
las 15 mejores piezas, las cuales aparecerán
en un folleto que se publicará a
mediados del año. Los autores, por
su parte, recibirán un premio por
1 millón de pesos y tendrán
la oportunidad de leer sus poemas o
sus epitafios para la guerra en la
Plaza de Toros de Santa María de
Bogotá, como preámbulo de
un concierto de rock nacional por la paz.
Para la Casa Silva y los organizadores
del concurso, la palabra es el mejor instrumento
para alcanzar la paz. Por eso insisten en
utilizarla. Así como hace algunos
meses la Casa patrocinó a 21 autores
que leyeron los 'Poemas para los alzados
en almas' en diferentes lugares de Bogotá,
ahora insiste en seguir utilizando la poesía
para celebrar la paz y repudiar la guerra.
Quizá un poema no va a acabar con
todos los problemas del mundo y luego volver
con la paz en hombros. Pero cuando un colombiano
toma lápiz y papel y se pone a escribir,
es uno menos que empuña un fusil
y lo dirige a otro colombiano. Puede que
todo esto no sea más que una locura
de poetas. Pero uno nunca sabe. Vale la
pena mantener la esperanza, aunque no sea
nada racional, de que la guerra ha muerto.
Y, de paso, desearle que descanse en paz.
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