En Colombia también han tenido lugar
otras hazañas y récords que
no figuran en los Guinness, como la marcha
de paz con más manifestantes de la
historia cerca de 11 mil personas,
el primer transplante de tráquea,
y el mayor número de visitantes al
año a una biblioteca pública
la Luis Ángel Arango de Bogotá.
Los datos positivos exceden en cantidad
y en importancia a los negativos, y sirven
para recordarle al mundo que Colombia es
mucho más que drogas y violencia,
y que, a pesar de todo, es un país
sin igual, lleno de grandes riquezas tanto
naturales como humanas.
Para demostrar una vez más que Colombia
puede hacerse oír en el mundo a través
de las actividades culturales, y no de las
balas y las bombas de los violentos, Bogotá
se le apuntó a un reto sin precedentes:
se puso a bailar.
Pero no fue cualquier baile; éste
duró 50 horas, y contó con
la participación de 3.366 bailarines
y la asistencia de más de 20 mil
personas. Fue el festival "Bogotá,
la ciudad que no para de bailar", organizado
por el Instituto Distrital de Cultura y
Turismo (IDCT) de la capital.
A punta de cumbia, vallenato, salsa, merengue,
rock, 'break-dance', tango y danza contemporánea,
entre otros ritmos, Bogotá bailó
desde las 2 p.m. del sábado 31 de
mayo hasta las 4 p.m. del lunes 2 de junio
en el Palacio de los Deportes.
Se presentaron 203 grupos de danza de toda
la ciudad, con una coreografía de
11 minutos cada uno, y cada tres horas se
abrió la pista de baile para que
el público participara en el espectáculo
con la animación de 'disc-jockeys'
y bailarines profesionales, en las sesiones
de "Únase al baile". Según
los organizadores, un promedio de 1.800
personas se unió a la fiesta en cada
una de estas actividades.
En el espectáculo participó
gente de todas las edades; de hecho, dos
de los grupos más aplaudidos fueron
los de Danza Infantil y Folclor Danza Mayor
integrado por bailarines mayores de
50 años. Hubo agrupaciones
de colegios, universidades y academias de
baile, así como grupos particulares
como el Soul Power, del barrio Bosa, que
se presentó en la franja de pop y
'break-dance'.
El IDCT enviará a Londres toda la
documentación del festival fotografías,
videos, notas de prensa y testimonios de
los asistentes, para pedir el reconocimiento
por parte de los Guinness Records, y luego,
en agosto, expondrá una colección
de fotografías del espectáculo
en el Museo de Desarrollo Urbano.
Eventos como éste demuestran que
la cultura musical colombiana es una de
las más ricas del mundo, y que, a
pesar de la difícil situación
que atravesamos actualmente, no perdemos
nuestro espíritu alegre y festivo.
Esta energía es la que nos permite
ser optimistas de cara al futuro, mantener
viva la esperanza y trabajar para que todo
mejore.
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