Algunos integrantes del conjunto reaccionaron
enérgicamente a este anuncio, pues,
para ellos, lo que se quiere es acabar con
la Orquesta, ya que el sostenimiento de esta
implica un considerable gasto para el Estado.
(La Orquesta Sinfónica recibe cerca
del 20% del presupuesto anual del Ministerio
de Cultura.) "El problema no es artístico
sino administrativo. Hay una falta de apoyo
e interés del ministerio", dice
el trompetista Edward Helbein.
Sin embargo, la ministra de Cultura, María
Consuelo Araujo, ha sido enfática
al asegurar que el conjunto "no se
va a acabar". Para la funcionaria,
la orquesta debe descentralizarse para lograr
una mayor integración con orquestas
extranjeras, y funcionar de acuerdo con
los principios de meritocracia, defendidos
por el presidente Álvaro Uribe. Araújo
afirma que la Orquesta debe considerarse
un símbolo patrio y representar la
cultura musical colombiana en el mundo,
y que por este motivo es necesario que su
estructura sea modernizada.
La Orquesta, que el pasado 24 de noviembre
cumplió 50 años de existencia,
no sólo es el conjunto sinfónico
más importante del país sino
también el núcleo de todo
el panorama orquestal colombiano. De ella
dependen el Conservatorio Nacional, y el
programa Conciertos Didácticos, cuyo
objetivo es instruir a niños y jóvenes
en materia de música sinfónica.
Para el Ministerio de Cultura, es necesario
"reinventarse" la Orquesta para
que "responda a las necesidades de
toda Colombia". Una de las posibilidades
contempladas es la de crear un fondo para
apoyar económicamente a las orquestas
más importantes de Colombia como
las Filarmónicas de Bogotá,
Medellín, el Caribe y el Valle,
y seleccionar de ahí a los mejores
músicos para que pasen a formar parte
de la Sinfónica nacional.
Todavía no se sabe qué nuevo
esquema se utilizará para "modernizar"
la Orquesta, pues aún no se ha definido
el presupuesto con que contará el
próximo año. Según
el violinista César Iván Ávila,
es incierto lo que pueda pasar la próxima
temporada de conciertos, pues ni siquiera
se le ha renovado el contrato a Irwin Hoffman,
director titular del conjunto.
Es imprescindible que el Estado tenga en
cuenta la importancia de este tipo de instituciones
a la hora de definir presupuestos para 2003.
El presidente Uribe ha demostrado durante
su período de mandato que sabe apreciar
el valor de la cultura, como se ha visto,
por ejemplo, con el trabajo de su gobierno
con la Fundación Batuta, el programa
de carácter social para niños,
que ofrece planes de capacitación
musical y de apoyo a centros orquestales.
Por eso, es de esperar que el Gobierno y
el Ministerio de Cultura encuentren una
forma de lograr austeridad y eficacia sin
necesidad de acabar con la Orquesta, cosa
que heriría profundamente a la ya
bastante coja cultura colombiana.
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