Tanto los habitantes
de ciudades como Bogotá y Medellín
como los de pequeños municipios como
Puerto Nariño (Amazonas) y Sabanalarga
(Atlántico) pudieron disfrutar de las
presentaciones de orquestas sinfónicas,
de las llamadas bandas-escuela de distintos
lugares del país, de agrupaciones indígenas,
y de numerosos grupos de música tradicional
colombiana, entre muchos otros.
Entre las agrupaciones que participaron
en la celebración se destacaron las
bandas sinfónicas de Antioquia, Boyacá,
Caldas y el Valle del Cauca, y los grupos
provenientes de las comunidades indígenas
Piapoco, Curripacos, Puinavis y Sikuanis
de Guainía.
Uno de los objetivos de la iniciativa fue
invitar a los colombianos a valorar más
la diversidad y la riqueza de su cultura.
De acuerdo con la ministra de Cultura, María
Consuelo Araújo, Colombia es el país
de Latinoamérica con más bandas
musicales municipales
La jornada musical también sirvió
para impulsar el Plan Nacional de Música
para la Convivencia, que adelanta el Ministerio
de Cultura, y que tiene como fin crear y
mantener 500 grupos musicales, 200 bandas-escuela
y 100 centros de formación musical
nuevos antes de 2006.
Actualmente, en Colombia hay cerca de mil
bandas en 773 municipios del territorio
nacional, y integradas en su mayoría
por niños y jóvenes. El propósito
es lograr que haya una banda-escuela en
todas las cabeceras municipales del país,
y que cada una de ellas tenga instructores
calificados, materiales de enseñanza
y acceso a los mejores instrumentos.
Se espera que en 2006 cada municipio tenga
por lo menos un grupo de vientos, un conjunto
de música popular y un coro, y que
en las capitales departamentales se formen
orquestas sinfónicas y agrupaciones
de música contemporánea.
El Plan es financiado con recursos del
Gobierno Nacional y los gobiernos locales,
y cuenta con el apoyo de organismos internacionales
como la UNESCO, el Programa de Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización
de Estados Americanos (OEA) y el Banco Interamericano
de Desarrollo (BID).
Este Plan, junto con los programas de la
Fundación Nacional de Orquestas Sinfónicas
Juveniles e Infantiles Batuta, demuestra
que el compromiso del Gobierno con la cultura
va en serio y no se queda únicamente
en la retórica. El dinero que se
invierte en iniciativas como estas ayuda
inmensamente, aunque a algunos no les parezca,
a avanzar hacia la paz. Porque, como dice
el propio presidente Uribe, un niño
que toque un instrumento musical jamás
empuñará un arma contra otro
colombiano. Y ese ya es un paso gigante.
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